Hace días quería poner unas cuantas ideas por escrito en este blog, cortesía de su “servilleta”. Sin embargo, el trabajo y demás pendientes me lo habían impedido.
El
viernes pasado, por alguna razón mi teléfono móvil se descompuso. Lo que otrora
hubiese sido una tragedia, resultó ser un aire refrescante de ansiada e
incomprendida libertad. ¡Le recomiendo a todos que tomen sus ataduras
electrónicas y las arrojen contra la pared! Bueno, quizá que sólo lo apaguen
por unas horas, o días, o semanas, o para siempre.
Claro,
no todo es maravilloso. No tuve comunicación con mi amada por 3 días enteros.
Es increíble cuanta falta hacen algunas personas en la vida de los demás… Pero
en fin, ¡en menos de un mes la tendré en mis brazos!
De
hecho sobre eso escribiré en esta ocasión. La verdad es que no recuerdo estar
así de emocionado en mucho tiempo. El año pasado estaba más bien nervioso, sin
saber qué esperar. En febrero estaba expectante, con una actitud de “o todo o
nada”. Ahora es diferente. Siento una profunda alegría. Estoy algo nervioso,
pero lo que verdaderamente domina es el gozo de saber que estaré con ella por 8
o 9 maravillosos días.
Tengo
muchos planes para este viaje. Aunque también admitiré que tendré un plan
adicional en caso de que la mala de la historia se meta demasiado. Alternativas
que me permitirán concentrarme en lo importante. La última vez, lo que empeoró
todo fue el aburrimiento. Sinceramente no había tomado en cuenta la posibilidad
de que me quedaría tardes enteras sin nada que hacer. Eso, para aquellos que
nos apellidamos de la Peña, es equivalente a las torturas del séptimo infierno
dantesco. Proyectos personales de fotografía, video o escritura deberán ser
capaces de hacer el truco.
Ahora,
pasando a materia más interesante, este viaje será perfecto. Pasaré tiempo con
ella, quiero pensar que tendremos un poco más de libertad. Pero un factor lo
hace aún más formidable. Estaremos en la asamblea. Podré ver la nueva
información de la sociedad mucho antes de lo que tenemos programado por acá. Además,
por lo menos por 3 días, estaré TODO el tiempo a su lado.
Creo
que esta entrada es demasiado cursi. Una versión más joven (y en forma) de mi
mismo no lo hubiera aprobado. Pero eso no importa. Cuando encuentras a la mujer
de tus sueños, lo que menos interesa es la susodicha “rudeza”. Lo que más
quiero en esta vida es hacerla a ella y a Jehová felices. Todo lo demás es
secundario.
Ya
puedo ir haciendo una imagen mental de cómo será el viaje. Aún si todo sale
mal, habrá valido la pena, pues una sonrisa suya vale más que todas las
comodidades del mundo. Ahora me voy al gimnasio, que me tengo que poner buenote
para ella.
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