Una vez más este lugar. De aquí partí hace unos días. Ahora regreso al mismo punto, pero con
una mentalidad diferente.
Vuelvo
a mi casa, mas no a mi hogar. Ése es contigo. Esta construcción no es más que
un domicilio, que quisiera poder cambiar en este instante.
Mi padre
solía decir que su hogar era en cualquier parte donde mi madre estuviera. Como
siempre, el viejo tenía razón. Siento eso mismo. ¿Cómo puedo hacer mi refugio
un lugar donde tú no estés? Todo es vacío, sin vida. Como si la música se
hubiera apagado y no encontrase el botón de play.
El
viaje, largo y pretensioso, deja una sensación diferente a ocasiones
anteriores. Siento una ansiedad, desesperación, nunca antes experimentada. Como
si mi conciencia me acusara, por huir de algo que en el fondo sé que debería
hacer.
En
marcado contraste, hay cosas positivas. Haber asistido a la asamblea por
segunda vez, viendo como Jehová responde a mis oraciones me deja en mucho qué pensar.
There is no place like home reza cierto éxito pop de los
80’s. Ese refrán también ha sido repetido por Breaking Benajmin. Difícilmente erigiría esa como
el soundtrack del viaje (el honor se lo lleva redneck crazy), pero creo que es adecuado para plasmar mis
ideas por escrito.
Quise
escribir esto desde el día que te deje. Pero el sentimiento era sobrecogedor.
Era forzoso esperara que pasaran algunos días para poder colocar las idean en orden
nuevamente. Hoy es cuando. Debo sacar esto de mi antes de que mi cerebro, en un
acto de auto preservación ya observado con anterioridad, juegue con mi
percepción.
Para
comenzar, sólo reitero lo que ya sabes. Mi lugar es a tu lado. Un hogar no es
una casa, sino “algo” que hace que un hombre se sienta que ese es el sitio
donde debe estar. Yo ya encontré eso. Donde tu decidas vivir, ahí será mi lar.
En
segundo, aprendí que debo hacer un salto de fe. Confiar en Jehová de manera
absoluta. If you put a question mark where Jehovah puts a period, you have a
problem, dijo uno de los discursantes. Esa frase ha estado en mi cabeza toda
la semana. Él pide que dejemos que él se encargue de todo, hasta de poner
comida sobre la mesa.
La
tercera idea es que no soporto la distancia. Aunque nos veremos, si Jah lo
permite, en menos de mes y medio, sólo de pensar en eso siento como si me
dieran un uppercut en el plexo solar. Cada día soporto menos la situación. Haré
lo que esté a mi alcance para quedarme esta vez. La posibilidad es pequeña,
pero no imposible.
Sobre
esto último, he estado en esa situación antes. No sería la primera vez. He
mantenido la cabeza erguida en momentos donde las posibilidades no jugaban a mi
favor, y salido victorioso.
Aún
así, tiempos desesperados requieren de medidas desesperadas. Si sumo ambos elementos,
tengo todo lo que necesito para impulsar este proyecto aún más adelante.
Sin
embargo, por más que sea mi determinación, el tiempo sigue su ritmo. Ni más
rápido ni más lento. Inequívoco. Puntual. Cruel. Con cada segundo, que se
resiste a subir la marcha, torturando como un verdugo tortuoso. Pero pasará,
como siempre lo hace.
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