martes, 25 de diciembre de 2012

Reflexiones III


Mañana, si Jah lo permite, habré completado otro “milestone” en mi lista. Visitar 5 continentes. No por intención, sino simple causalidad. Mi Señor me ha dado la oportunidad y simplemente he sido arrastrado a completar el acto.

Tanger, la ciudad blanca. Puerta de África y entrada a un mundo exótico, lleno de aventuras, manjares y tesoros por descubrir. O por lo menos así prefiero imaginarlo. He leído lo suficiente de fuentes confiables como para no dejarme engañar por relatos fantásticos que moran entre lo sublime y lo absurdo. Pero quizás mi niño interior quiera no dejar morir la capacidad de asombro, por lo que prefiero no emocionare demasiado.

No me tomes a mal. En efecto, estoy muy emocionado. Como no lo había estado en mucho tiempo.  Pero es un sentimiento controlado, maduro (lo que infelizmente trae consigo la sobrevalorada prudencia). Aunque prefiero ser condescendiente conmigo mismo por única ocasión y calificarme de cauteloso.

Sin embargo, cual niño-hombre, aunque de lo último sólo está la molesta responsabilidad de pagar impuestos al principio de cada mes (y la barba que me he dejado crecer por estas vacaciones!), en cuanto suba al ferry que navegará las aguas del Mar Mediterráneo, seré victima inevitable de la euforia, fiel compañera y adlátere de la ilusión de protagonizar mis propias peripecias.

No habrá combates con simitarra, doncellas que conquistar al son del laud, bailes gitanos y el siempre presente presumir de habilidosos jinetes (en los cuales me contaría, pero sería mentir). Lo que sin duda no faltará son delicias culinarias por degustar, melodías moriscas con marcada influencia romaní por apreciar y conocimiento a la espera de ser absorbido por mis ojos y odios. Con eso me doy por bien servido.

Otro punto a favor es la gran oportunidad que tendré de pulir mis habilidades fotográficas. Es curioso como dicho pasatiempo me gusta cada vez más. Difícilmente suplantará el lugar privilegiado de la música, pero lo veo rivalizando ferozmente con mi afición por la lectura y la cocina. No es necesariamente malo eso. Con el primero se complemente, y al segundo lo ayuda a mantenerlo a raya; y mi figura de paso. Además, como periodista y videógrafo profesional, tener bases sólidas en dicha disciplina resulta necesario, por no decir esencial.

Entonces, la conclusión de todo lo anterior es, como lo enfatizara Mike Goldberg al narrar el primer encuentro del entonces monarca reinante de los semicompletos, Tito Ortiz, contra su agrio rival, Ken Shamrrock, simplemente “sentarse y disfrutar” (sit back and enjoy!). Pero para sentarse hay mil maneras. Más tarde relataré de qué modo lo hice.

Otro asuntos pendientes

Aquí, desde el punto más sureño de la península ibérica, contemplando la costa africana al otro lado, he tenido la oportunidad de reflexionar sobre eso y muchas otras cosas. Siempre con libro en mano, bocadillo al alcance, cámara al costado y audífonos cargados de metal y algún otro placer culposo e inconfesable, he podido hacer que encajen algunos engranes de mi siempre laboriosa máquina de ideas.

Pero antes, no puedo dejar de hacer mención que este poblado, mismo que por tamaño, extensión y población no llegan a la clasificación de ciudad, es perfecto para el autor, periodista o simple viajero amante de las letras, que merodee en busca de inspiración.

Continuará...

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