sábado, 20 de julio de 2013

Reflexiones VI

Algo que me encanta de mi trabajo es que siempre hago cosas diferentes. Con frecuencia me encuentro en situaciones que de otra manera no experimentaría. Ahora, eso no quiere decir que TODAS las experiencias son de mi agrado.

Hoy estuve cubriendo el certamen de Nuestra Belleza Estado de México 2013. En toda teoría presenta a las chicas más hermosas, o por lo menos guapas, de este estado de unos 28 millones de habitantes. Sonaría bien, si tuviera 21 años. (Quitando el hecho de que este estado no se caracteriza por tener mujeres bellas, todo lo contrario; eso es otra historia). Pero mientras estaba allá, me percaté de una cosa.

ODIO los ambientes, y sobretodo a la gente, superficiales. Hacía mucho tiempo desde que no deseaba vehementemente llevar a cabo un genocidio. Es increíble que exista gente que se sienta atraída por el falso glamour, escondido detrás de una sonrisa ensayada, maquillaje y un traje costo.

Esto no es nuevo. Ni siquiera de adolescente me llamó la atención ese tipo de gremio. Pero ahora mi repudio es mayor. Ha crecido para convertirse en antipatía. Sin embargo, a pesar de toda la tirria, pude observar algo sumamente interesante. Algo que hizo que mi “momento” valiera la pena.

Pude advertir con nitidez cómo funciona el mundo de Satanás. Con vista privilegiada, como si hubiera tenido un tour a los bastidores de algún acto escénico. Me cuesta trabajo elegir las palabras. Pero es como “brillo y niebla”, que crea la sensación de bienestar, alegría y éxito.

El brillo es lo que comenté en el tercer párrafo. Las chicas bien vestidas, haciendo un esfuerzo por hacer alarde de su belleza, vistiendo trajes reveladores y joyas que llaman la atención a sus encantos (que de eso no tienen nada). Los hombres haciendo gala de ropa con alguna insignia que otros interpretan con el símbolo de $. Todo muy atractivo, hecho para llamar la vista de los otros seres humanos.

Sólo eso, no más. No hay inteligencia, ni cultura, ni aprendizaje. No se discuten temas importantes, ni se proponen soluciones nuevas ideas. Por supuesto que espiritualidad, ni se menciona. Tan sólo una escarcha, como si de hielo se tratase.

La parte de niebla es la que me abrió los ojos. Como si todo fuera un teatro de marionetas. La gente es forzada a creer que quiere estar ahí. Creen que ser reconocidos en ese mundito es importante. Como si fueran programados para actuar como simios, siguiendo sus instintos animales. ¿Acaso soy el único que fustigaba estar ahí?

Claro, mi forma de pensar es gracias al entrenamiento que me ha dado Jehová, pero no es sólo eso. Hay personalidades e intereses envueltos. La gente que es como tú y como yo, ¿mantendrá su postura o acaba cediendo a las presiones sociales? ¿a creer que eso lleva a la felicidad? o por lo menos fingir.

Esta es una idea muy nueva. Tengo que meditar mucho más en el asunto. Pero una cosa es clara. Jehová nos guía por el verdadero camino en que debemos andar. Las cosas del mundo son, como lo dijo Pablo, un montón de basura.


Como sea, esto nunca ha sido un problema de cualquier manera. Es bueno verlo, para pensar en ello. Un poco de autoafirmación nunca está de más.

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