Mañana, si Jah lo permite, habré completado otro “milestone”
en mi lista. Visitar 5 continentes. No por intención, sino simple causalidad.
Mi Señor me ha dado la oportunidad y simplemente he sido arrastrado a completar
el acto.
Tanger, la ciudad blanca. Puerta de África y entrada a un
mundo exótico, lleno de aventuras, manjares y tesoros por descubrir. O por lo
menos así prefiero imaginarlo. He leído lo suficiente de fuentes confiables
como para no dejarme engañar por relatos fantásticos que moran entre lo sublime
y lo absurdo. Pero quizás mi niño interior quiera no dejar morir la capacidad
de asombro, por lo que prefiero no emocionare demasiado.
No me tomes a mal. En efecto, estoy muy emocionado. Como no
lo había estado en mucho tiempo. Pero es
un sentimiento controlado, maduro (lo que infelizmente trae consigo la
sobrevalorada prudencia). Aunque prefiero ser condescendiente conmigo mismo por
única ocasión y calificarme de cauteloso.
Sin embargo, cual niño-hombre, aunque de lo último sólo está
la molesta responsabilidad de pagar impuestos al principio de cada mes (y la
barba que me he dejado crecer por estas vacaciones!), en cuanto suba al ferry
que navegará las aguas del Mar Mediterráneo, seré victima inevitable de la
euforia, fiel compañera y adlátere de la ilusión de protagonizar mis propias
peripecias.
No habrá combates con simitarra, doncellas que conquistar al
son del laud, bailes gitanos y el siempre presente presumir de habilidosos
jinetes (en los cuales me contaría, pero sería mentir). Lo que sin duda no faltará
son delicias culinarias por degustar, melodías moriscas con marcada influencia
romaní por apreciar y conocimiento a la espera de ser absorbido por mis ojos y
odios. Con eso me doy por bien servido.
Otro punto a favor es la gran oportunidad que tendré de
pulir mis habilidades fotográficas. Es curioso como dicho pasatiempo me gusta
cada vez más. Difícilmente suplantará el lugar privilegiado de la música, pero
lo veo rivalizando ferozmente con mi afición por la lectura y la cocina. No es
necesariamente malo eso. Con el primero se complemente, y al segundo lo ayuda a
mantenerlo a raya; y mi figura de paso. Además, como periodista y videógrafo
profesional, tener bases sólidas en dicha disciplina resulta necesario, por no
decir esencial.
Entonces, la conclusión de todo lo anterior es, como lo
enfatizara Mike Goldberg al narrar el primer encuentro del entonces monarca
reinante de los semicompletos, Tito Ortiz, contra su agrio rival, Ken
Shamrrock, simplemente “sentarse y disfrutar” (sit back and enjoy!). Pero para
sentarse hay mil maneras. Más tarde relataré de qué modo lo hice.
Otro asuntos
pendientes
Aquí, desde el punto más sureño de la península ibérica,
contemplando la costa africana al otro lado, he tenido la oportunidad de
reflexionar sobre eso y muchas otras cosas. Siempre con libro en mano,
bocadillo al alcance, cámara al costado y audífonos cargados de metal y algún otro
placer culposo e inconfesable, he podido hacer que encajen algunos engranes de
mi siempre laboriosa máquina de ideas.
Pero antes, no puedo dejar de hacer mención que este
poblado, mismo que por tamaño, extensión y población no llegan a la
clasificación de ciudad, es perfecto para el autor, periodista o simple viajero
amante de las letras, que merodee en busca de inspiración.
Continuará...
Continuará...