Siendo un graduado de la Universidad G Martell, pude
observar durante mis años de estudiante -que infelizmente terminaron hace apenas
unos meses- un fenómeno interesante. La popularización masiva de la música
electrónica, particularmente el subgénero Dubstep.
Ya se fueron los días en que 90% del alumnado vestía de
negro, usaba cabelleras a media espalda, tatuajes complejos y intricados hechos
en estudios que parecen boutiques de arte y , en general, apariencia como si de
guerreros enviados desde Asgard se tratase (o de Teteocan para la mayoría).
Ahora se ven cabezas rapadas únicamente de un lado, expansiones en las orejas,
ropa colorida y anteojos de armazón grueso, con o sin micas. No sólo un par de
desubicados andan así. Parecería que todos los wannabe Skrillex del país se
juntaron para inscribirse al mismo tiempo.
Ante tal fervor de la juventud defeña por el estilo en boga,
me di la labor de investigar más al respecto. El resultado de mi peripecia, por
no decir chocoaventura, dio resultados interesantes. Pero antes, un poco de
contexto.
Los registros más antiguos de lo que se convertiría en el
Dubstep moderno vienen de hace 15 años, en el sur de Londres. Su antecesor
directo, el 2-step, era el término con el cual se referían a cualquier beat
electrónico que no tuviera un bombo, o “kick”, en cada pulso y que el tempo
fuera distinto a 4/4. En otras palabras, el tiempo se marcaba con cualquier cosa que no
fueran percusiones en un ritmo menos bailable.
A ese 2-step le agregaron elementos de Breakbeat (música de
breakdance) y Drum n’ Bass. Lo anterior hizo que volviera a ser un ritmo más o
menos bailable, pero con sonidos graves. Este nuevo estilo, entonces sin
nombre, comenzó a ganar seguidores el en club Plastic People en Londres. En
2003, BBC Radio comenzó a transmitir algunas grabaciones, con lo que se acuñó el
término “Dubstep”, o simplemente Dub, para diferenciarlo de su progenitor.
A partir de ahí, su crecimiento fue viral, con cada vez más
gente solicitándolo en los antros, estaciones de radio y tiendas de discos
(cuando todavía eran rentables). Eso atrajo a muchos DJs, acelerando y
pronunciando su desarrollo.
En 2005, el club Forward>>, para entonces la meca del
Dub, trajo al primer americano, DJ Joe Nice, a tocar, convirtiéndolo en el
embajador del género de este lado del charco. Eso le dio notoriedad en el
vecino del norte, y comenzó a tocar en antros de las principales ciudades. Esto
tuvo como resultado que muchos más pinchadiscos se unieran a la revolución, y
muchos otros incorporaron elementos del estilo en sus producciones “normales”.
Su cúspide fue alcanzada cuando artistas de géneros sin
relación, como Britney Spears, el entonces llamado Snoop Dog, KoRn, Rihanna,
Xzibit, entre otros, usaron samplers y sonidos del Dubstep en algunos de sus
más recientes sencillos.
Actualmente, los DJs más populares asociados a dicho estilo
son Skrillex, Excision, Vex’d, Magnetic Man, Caspa y Rusko. Incluso, la revista
Forbes publicó que Skrillex fue, en el 2012, el segundo artista con mayores
ganancias en la industria, atrás de Tiësto y delante de Swedish House Mafia.
Esto demuestra la influencia que ha ganado este estilo recién llegado a la
arena musical.
Hoy en día, el estilo es muy diferente al que era en sus
orígenes. El resultado de una búsqueda en una estación de radio por internet
arrojaría un sonido con una producción fuertemente enrollada, con líneas de
bajo aplastantes, patrones reverberantes de percusión, uso extendido de
samplers y ocasionalmente voz.
Aunque presumo de haber salido de la universidad pulido en
mis gustos musicales, no niego que de vez en cuando me gusta escuchar cosas no
complejas (entiéndase por eso, cualquier cosa que no sea jazz, fusión,
progresivo, death técnico, etc.). Es por eso que mis advenimientos al mundo de
la electrónica, especialmente el Dub han sido, como mínimo, gratificantes.
Al principio, fue un tanto difícil de digerir. Como si de el
soundrtack de película independiente de ciencia ficción se tratase. Pero con un
poco de práctica, puede surgir la capacidad de aprecio. Recomiendo a todos los
interesados en escucharlo, que ni no logran disfrutarlo en un inicio, entonces
le den un tiempo. O no.
Es difícil vaticinar cualquier futuro para este subgénero.
Por un lado, está muy establecido dentro de la escena de la música electrónica.
Por otro lado, si el pasado es un indicador de los sucesos a ocurrir, cualquier
estilo que surge tan rápidamente, suele tener una muerte similar. Es por eso
que me siento cómodo desde mi silla de espectador, sólo escuchando y viendo qué
sucede.
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